Javier Targhetta
Consejero delegado de Atlantic Copper
“Hay que crear las condiciones para fomentar la nueva inversión, para ampliar las empresas existentes y establecer otras completamente nuevas”
¿Qué es una política industrial? ¿Apostar por sectores o dejar que florezcan?
Más bien soy partidario de crear las condiciones favorables para fortalecer la industria y fomentar la nueva inversión, tanto para la ampliación de las empresas existentes como para el establecimiento de otras completamente nuevas, extranjeras o nacionales. Las condiciones favorables son aquellas que conducen a la competitividad, no solo en cuanto a los costes, sino también a la competitividad regulatoria en el sentido de que haya más estabilidad y seguridad jurídicas. En general, las inversiones de la industria son a muy largo plazo y, por tanto, muchos cambios regulatorios normativos generan desconcierto, desconfianza y retiro de la inversión. Desde luego, la estabilidad política es imprescindible para que los inversores nacionales y extranjeros sientan confianza.
¿Merma el precio de la energía en España nuestra competitividad?
Sin duda alguna. El precio de la energía para el gran consumidor, concretamente para la empresa intensiva en consumo energético eléctrico, no es competitivo. Es bastante más cara que en Francia o Alemania, por ejemplo, que son nuestros dos competidores más importantes a efectos de los grandes consumidores de energía. Aquí se producen por lo menos dos paradojas. Una es que España tiene probablemente el mejor mix de generación de Europa y de los mejores del mundo, porque es tremendamente variado, equilibrado. La segunda paradoja es que el gasto por habitante de energía eléctrica de consumo doméstico en España es de los más bajos de Europa, concretamente 1,30€ por habitante y día: un café diario. En general, es muy corriente que a la gente se le pregunte cuál es el importe de su factura eléctrica y no lo sepa porque es poco. Evidentemente, hay gente para la que cualquier gasto pequeño es mucho, pero para la gran masa de la población no lo es. En España se dan condiciones favorables para que los habitantes no necesiten un gran volumen de consumo energético: un buen clima, que no es horriblemente caluroso en verano y no es horriblemente frío, y una infraestructura hidráulica buena con un componente de renovables muy intensa. Después de Alemania, la más intensa del mundo, y eso es bueno.
¿Qué prioridades debe afrontar España en materia de protección del medio ambiente y sostenibilidad?
Tenemos que estar a la cabeza de la limpieza de la industria y de las ciudades y, evidentemente, me refiero a los vertidos tanto a la atmósfera como a los afluentes. También tenemos que estar a la cabeza en el cuidado por el cambio climático, en la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, concretamente del CO2; y, por tanto, en aplicación de las BAT (Best Available Techniques), que están en los principios de la Directiva IPPC (Integrated Pollution Prevention and Control) de la Unión Europea, que a su vez se basa en la aplicación de las mejores tecnologías disponibles tanto en los procesos de fabricación como en los procesos de protección medioambiental.
¿Cree usted que los mercados españoles necesitan más liberalizaciones?
Este país es poco liberal y tiene algunos sectores con muy poca competencia, y digo “muy poca” como eufemismo. La liberalización de los mercados es algo sano y pone las pilas a la gente. La competencia es la madre de todas las virtudes; y los oligopolios o monopolios, sean estatales o privados, son la madre de todos los defectos, son pésimos.