José Luis Bonet

Presidente de la Cámara de Comercio de España, del Foro de Marcas Renombradas, y de Freixenet

“Las marcas son esenciales, porque el mundo se ha globalizado y, sobrecomunicado. El que no está identificado no existe”

¿Marcas renombradas o Marca España?

Para mí lo fundamental son las marcas, porque la Marca España deriva de marcas de todo tipo: comerciales, institucionales, personales incluso. En ese sentido, las que construyen la Marca España son las distintas marcas en los distintos ámbitos. En el ámbito concreto de las empresas, las marcas son esenciales, porque el mundo se ha globalizado y sobrecomunicado. El que no está identificado no existe.

¿Nos vendemos bien, dentro y fuera?

Nos vendemos regular, bastante peor de lo que deberíamos vendernos por la propia realidad de nuestro país. En ese sentido, la propia competitividad de nuestros productos no tiene un capital comercial suficiente para que el desarrollo de su internacionalización sea lo que debiera ser. Hay que trabajar mucho en esta dirección. Y este debe ser un tema no solo de las empresas, sino de toda la sociedad.

¿Cómo se consigue eso?

La crisis ha enseñado a las pymes de este país que debían internacionalizarse. La determinación la tienen. Lo que ocurre es que no saben cómo. En esto es particularmente importante la política económica. Para mí es el objetivo fundamental de la política económica de los próximos años. Y de todas las instituciones que estamos alineadas en el apoyo a esa adaptación a la globalización, como la Cámara. Y esto de la mano de las otras instituciones y administraciones competentes, porque, como hay que ir más de prisa dado el retraso del que partimos, o vamos juntos, o no lo haremos.

Hay que aumentar el tamaño de las empresas en España. ¿Cómo se hace?

Una manera es la internacionalización. Freixenet no sería líder de su sector en el mundo si no hubiera hecho el proceso de internacionalización. Hay que ir a por todas. Justamente, la exportación y la presencia española, en este momento, sobre todo están concentradas en Europa, y un tanto en Iberoamérica. Es verdad que estos son dos contextos absolutamente privilegiados para España, por su posición. Pero ello no debe llevar a abandonar la necesidad de ir a por todas.

¿Hemos superado la crisis?

Estamos en el camino. La recuperación es un hecho. Se está fortaleciendo como consecuencia de esto que se ha llamado “viento de cola”, es decir, bajada de precio del petróleo, del euro, en una relación con el dólar mucho más adecuada de la que hemos vivido en los tiempos de la crisis. Por otro lado, el plan Draghi, y el plan Juncker, ayudan a que la recuperación sea más acelerada de lo previsto.

¿Y cuáles son los tres o cuatro objetivos primordiales de este país?

El primero es la estabilidad política y social. Segundo, que los empresarios sean conscientes de su papel y responsabilidad. Tercero, que la sociedad reconozca ese papel y esa responsabilidad del empresariado como fundamental para su propio bienestar. Y cuarto, la unión. El ir juntos para poder ir más deprisa y más lejos.

¿Qué elementos esenciales cambiaría usted?

La presión que se ejerce sobre determinadas capas sociales es excesiva y, por tanto, debe reconsiderarse esta cuestión en tiempos de mejora económica. Y por otro lado, esto recoge también lo que es la carga social, donde España tiene evidentemente un problema que ha de solucionar.